domingo, 14 de marzo de 2010

NARANJA Y LIMÓN

13/03/10 - Teatro: Esencias (Casares)


La compañía teatral Punto Medio está presentando, a sala llena cada sábado en el teatro El Piccolino, su nueva obra: “Esencias”, con libro y dirección de Fernanda Casares. Bajo la premisa de qué pasa “si en la búsqueda de la media naranja uno se encuentra con medio limón”, desgranan una serie de pasos de comedia tiernos y desopilantes de la mano de sus seis personajes: Romina (Natalia Schvetz), Lucas (Martín Tecchi), Clara (Fernanda Casares), Facundo (Emiliano Lobo), María (Alejandra Peralta) y Luciano (Javier López).
Con una escenografía astutamente conformada por dos mitades de una esfera (una naranja y una verde limón), lo que permite los rápidos cambios de escena y ambientación, más la excelente elección de los temas musicales que abren y cierran cada paso (Sandro, Palito Ortega, boleros e incluso Frank Sinatra) las casi dos horas de obra se pasan raudamente, mientras las carcajadas resuenan en toda la sala.
El planteo de la obra es simple pero efectivo: una pareja que recién se conoce, la de Romina y Lucas, abre el fuego. Ambos están en el supermercado y el flechazo es instantáneo. Él viste una sobada camiseta de Estudiantes de La Plata, camiseta que será objeto de arduas discusiones y tironeos más adelante; ella se declara “encantada” por el fútbol. El amor ha nacido, pero ¿serán felices y comerán perdices? ¿O sólo comerán papas de aquí en adelante? En la siguiente escena, aparecen Clara y Facundo, una pareja que ya se ha separado pero que aún no ha logrado desengancharse. La otrora gris y aburrida Clara es ahora una mujer despampanante pero como ella misma admite es también “pura cáscara”. Facundo ha vuelto a verla y no puede pasar un minuto más lejos de su presencia, de su “luz”. Pero ¿es posible rearmar una pareja que ya se ha disuelto irremediablemente? ¿Puede el cambio de uno de sus integrantes operar el milagro o tienen que cambiar los dos? En el tercer cambio de escena, nos encontramos en el subte con Luciano y María, también una pareja que se disuelto hace ya tiempo. La incomodidad del reencuentro es manifiesta. Silencios, timideces, preguntas sin sentido que se repiten sin ton ni son. Procuran deslumbrarse nuevamente (“vivo sola”, “ahora tengo mi propia empresa”), pero pronto nos daremos cuenta de que todo eso también es pura cáscara y que la esencia de cada uno sigue siendo la misma. ¿Podrá una pareja así volver a funcionar? ¿Deberían probar, a ver qué pasa?
Ésas y muchas otras cuestiones van a ser aludidas a lo largo de la obra y las respuestas siempre serán tan tiernas como mordaces. ¿Qué pasa cuando cada uno no aguanta más lo que antes le gustaba tanto del otro? ¿Hay retorno? ¿Es posible mantener la pasión después de cierto tiempo? Y para que la cosa sea más completa, los personajes de Clara, Facundo, Luciano y María terminan enredándose ¿casualmente? entre sí, conformando verdaderas “parejas disparejas” que a priori no podrían funcionar pero que, al parecer, tienen más chances de vencer los obstáculos del destino. Entretanto, para la pareja de Romina y Lucas hay también una luz de esperanza, en medio del fútbol y de las papas fritas.
Con actuaciones sobresalientes, entre las que se destaca la de Natalia Schvetz (Romina), la obra resulta no sólo una manera entretenida y vital de pensar en el amor, la pareja y los mandatos familiares y sociales a los que todos respondemos sin siquiera pensarlo sino también un modo de acercamiento al teatro por parte de un público que no suele concurrir a este tipo de espectáculos por tenerlos asociados a la solemnidad y el acartonamiento. Precisamente ése ha sido uno de los puntos cruciales que llevó a este grupo de actores a conformar la compañía Punto Medio y no cabe duda alguna de que logran, con creces, su cometido.

Funciones: sábados a las 23:30hs.
El Piccolino: Fitz Roy 2056
Informes: 4779-0353
Entradas: $30

Links de interés

Página de Punto Medio

Alternativa Teatral

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que lindo sería ver esta obra, la verdad es que leyendo esta critica, pienso que seria interesante disfrutarla en pareja, considerando los matices y chascarrillos que, imagino, se darán luego continuamente, para dejar el tema un buen tiempo instalado, dando lugar a rencillas divertidas y chisporroteantes reproches.