sábado, 12 de septiembre de 2009

TODO GRIS CON UNA LÍNEA NEGRA EN EL MEDIO

16/08/09 - Teatro: Tiempo atrás ellas también habían tropezado (Tale)

Ayer, domingo 16 de agosto, se estrenó Tiempo atrás ellas también habían tropezado, de Susana Tale, con dirección de Alejandro Vizzotti y la actuación de Carina Conti, Claudia Mac Auliffe y Sonia Novello. Tres mujeres solas, hablando cada cual su propio idioma, creyendo que se escuchan unas a otras pero en el más absoluto aislamiento (el peor de todos, el emocional) conviven en una casa a la que, al parecer, acaban de mudarse. Todas tienen una pena de amor y todas recuerdan un beso, un beso especial, único e imposible, el mismo que las mantiene de pie y les permite cumplir con sus tareas diarias (“a dormir”, “a levantarse”, “a comer”). Está la que declara abiertamente que usa a los hombres y sólo quiere sus “fluidos”; está la que habla con una máscara, la misma que sueña con sus hombres colgados de la soga como si fueran ropa recién lavada y ella debe escoger cuál ponerse (fatalmente elige a los que la “dejaron sola”); y está la que habla con un traje de hombre vacío, que también cuelga como los hombres del sueño de la otra. Las tres se lamentan, las tres padecen, las tres se pliegan a las locuras de las demás, pero las tres están irremediablemente solas y queda flotando la duda acerca de si el hombre por el cual todas penan no es, acaso, el mismo. “Si un monstruo parece un monstruo, entonces es un monstruo”. Y el monstruo no es aquí el amor o la pasión sino la soledad, la vejez, el inexorable paso del tiempo. El verdadero monstruo es la imposibilidad de toda comunicación, que queda patentizada en esos imposibles diálogos entre ellas mismas y en su relación con la máscara o el traje masculino. 
Para lograr que ese monstruo asome su horrible cabeza la obra se vale de varias instancias: la vestimenta de las tres protagonistas es igual y sólo varía en su color (primero un look muy ochentoso, luego se ponen unos vestidos muy años cuarenta); sus constante ir y venir entre cajas, papeles y el desorden propio de una mudanza reciente; la inquietante coreografía (inquietante por lo triste, por lo ridículo, por lo patético) que se superpone a un tema musical que, a priori, no parecería propicio para ser bailado como “Paradise city” de Guns N’ Roses; y, por último, el pivote sobre el que gira toda la obra, que es la fragmentación y la disolución constante. Quien espere una obra teatral estructurada de forma más o menos clásica y con una ilación narrativa lineal, se verá defraudado, puesto que la estética elegida es otra: son retazos, franjas, tiras que conforman un gran collage y que se arma en forma algo tortuosa en la cabeza del espectador. 
Vale destacar que a pesar de los nervios propios del estreno y de un pequeño retraso, las actuaciones, una vez que las actrices se soltaron, sobresalieron por su calidad y si hay que hacer notar algo es que en un pasaje el ruido de las sillas y la mesa corriéndose taparon los parlamentos. Sin duda, una obra para ver y asistir a otra manera de presentar la triste realidad de incomunicación, insatisfacción e infatuación en la que estamos todos inmersos. 

Funciones: domingos, 21 hs.
Teatro Del Borde
Chile 630 San Telmo
Reservas: 4300-6201
Entrada: $ 30 (jub. y est.: $ 20).
Duración: 50 minutos. 

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